domingo, 9 de enero de 2011

Nocturne

Nocturne


Susana, agotada de un duro día de escuela, llegó a casa y tras una relajante ducha, se tumbó en la cama sin cenar, tapándose con sus calentitas mantas. Apagó la luz y se echó en la almohada, cerrando los ojos.

De pronto, podía observar esferas verdes y negras siendo succionadas por otras de distinto color, como un tunel psicodélico. Esfera negra que se come a una verde, esfera verde que se come a una negra, pero su mente seguía cargada de todos los momentos vividos durante el día.

Poco a poco, comenzó a sentir pesar en las extremidades, moverlas le costaba. Lénta, pero contínuamente, su mente comenzaba a expandirse, a relajarse, descargando la tension.

Sabía que estaba en su cuarto, pero al mismo tiempo estaba en una cafetería parisina, en una calurosa tarde de verano. Estaba tomando café con una persona conocida. De hecho, una persona con la cual se llevaba fatal, pero allí estaban, como si lo pasado no hubiera ocurrido nunca, disfrutando del café mientras los ciudadanos paseaban hablando su curioso idioma.

De pronto, comenzó a notar una molestia en la pierna. Algo impedía que se moviese, algo hacía ruído en su pierna, se frotaba con ella. Notaba su existencia en aquel lugar cada vez mas ligera, mas irreal.

Abrió los ojos y se incorporó. Con sus ojos, ya acostumbrados a la oscuridad, miró hacia su pierna, para ver un enorme y barrigudo gato al cual le parecía gustar el relieve que su pierna hacía con respecto al colchón. Con cuidado, lo movió a un lado, dejando sitio libre en sus piernas. Miró con cariño al gato y lo acarició, agradeciéndole el haber estado siempre con ella en los momentos en los que mas compañía necesitaba.

Se tumbó de nuevo, estirando sus ya libres piernas, y dispuesta a dormir de nuevo (rezando para que no la despertara otro de sus gatos). Cerró sus ojos una vez más, y volvieron las esferas verdes y negras, comiendose entre ellas en un ciclo eterno. Lo demás, ya se vería, le encantaba soñar, y poco a poco su cuerpo se relajó, y su mente viajó por múltiples lugares viviendo infinitas situaciones.

Aunque la vida sea dificil, siempre nos quedará la libertad de soñar...

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Sé que no es un texto típico de los mios, al igual que el anterior, pero últimamente apuesto por las historias cortas por dos razones básicas: En primer lugar, nunca termino las historias largas, y en segundo lugar, son las 4:47 de la madrugada, hora de que yo también vea las esferas, ¿no creeis?

El tema también es algo raro, pues surgió de un dilema comentado con un amigo.

- Tengo un dilema, Dani. Quiero escribir, pero también tengo sueño, ¿que hago?


A lo que dicho amigo contestó, en tono de humor, aunque con ingenio:

- Escribe para dormirte

Así que pensé, ¿por qué no escribir lo que me sucede antes de dormirme?

Y de ahí surge este texto. Aburrido, aunque original, pero de cualquier forma, lo mejor que puedo ofrecer a estas horas.

Gracias por haberlo leído, espero que te haya gustado y... ¡buenas noches!


Por cierto, no me llamo Susana,¡ pero esque adoro los protagonistas femeninos!





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